Septiembre, 2024 | Justicia, verdad y memoria ante un nuevo aniversario del 11 de septiembre
Hoy, 11 de septiembre de 2024, se cumplen 23 años de los ataques terroristas que marcaron el siglo XXI. Dado que, luego de reelerlo, considero que su contenido sigue siendo no solo relevente, sino vigente, me gustaría compartir un texto que escribí en 2022, ante lo que fue la inminente y polémica retirada de los Estados Unidos de Afganistán.
En “Justicia, verdad y memoria", hicimos un balance de las dos largas décadas que siguieron a los ataques y la posterior invasión estadounidense a un país que, marcado por la guerra, el terrorismo y la violencia, volvió a fojas cero.
A quien guste de leer, comentar y compartir.
Gracias por acompañarme y bienvenidos a los que se sumaron a esta aventura.
Justicia, verdad y memoria: un balance sobre la guerra contra el terrorismo de Estados Unidos en Afganistán (2001-2021)
Especial para Panamá Revista
“En un instante y sin previo aviso, en una hermosa mañana de otoño, el mundo que conocíamos fue hecho a un lado como una mera diapositiva en un proyector, y un nuevo mundo apareció en su lugar”[1]. Esta fue una de las reflexiones que el periodista Jonathan Schell volcó en su Letter from ground cero, la primera de una serie de cartas reflexivas publicadas en The Nation sobre “la crisis iniciada por los ataques a Estados Unidos el 11 de septiembre”. A fines de septiembre de 2001, y ante el rápido y violento desarrollo de los acontecimientos, Schell se preguntaba:
¿Ha cambiado alguna vez la mirada del mundo de manera tan abrupta o completa como lo hizo el 11 de septiembre? Por supuesto, me viene a la cabeza la destrucción de Hiroshima. También fue una decisión preparada en secreto y cayó como un rayo sobre el mundo. Pero se produjo después de años de una guerra mundial y fue lo que puso fin a la guerra, mientras que el ataque del 11 de septiembre se produjo en un momento de paz y, como ha dicho nuestro presidente, fue lo que comenzó una guerra.[2]
En 2021 se cumplieron 20 años no sólo del que constituyó el peor ataque terrorista en territorio estadounidense contra lo que representaban los símbolos del poder económico (las Torres Gemelas en Wall Street, Nueva York), el poder militar (el Pentágono, Virginia) y el poder político (el frustrado ataque al Capitolio en Washington D.C.), sino de un proceso que dejó secuelas en esas mismas aristas de poder. Dos décadas después, nos encontramos en ese contencioso espacio entre memoria e historia en el que debemos sopesar los resultados de la reconfiguración de un nuevo y complejo mundo cuyas implicancias recién empezamos a dilucidar.
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